20/11/12

El drama del acoso escolar...


... y la ocura liberación del suicidio.

No sé si habréis oído hablar acerca de la historia de Amanda Todd, una joven de apenas 15 años que se suicidó el 10 de octubre un mes después de colgar en YouTube un vídeo (del que existe incluso una versión con subtítulos en castellano) en el que, sin pronunciar una palabra, simplemente con tarjetas escritas, explica el acoso que sufría desde hace tres años.
En el vídeo explica que cuando tenía 12 años un desconocido que conoció a través de una vídeo-conversación la convenció para que le enseñase los pechos.
Un año después, el desconocido la contactó a través de Facebook y demandó que se desnudase frente a la cámara a cambio de no distribuir imágenes de su primer encuentro.
Un año después, el desconocido creó una página de Facebook en la que utilizó la imagen desnuda de Amanda como su foto del perfil. 

"Perdí todos mis amigos y el respeto que la gente me tenía. Me insultaban y me juzgaban. Nunca podré recuperar esa foto. Está ahí para siempre", declaró.

En fin, la historia de Amando Todd todavía sigue impactándome cuando la leo, sin embargo no me veo capaz de comprender ese tipo de acoso, originado porque decidió mostrarle sus pechos a un desconocido por internet... 
En todo caso, yo no soy quien para juzgar a alguien por un error. Todos somos humanos y todos cometemos errores. Igual que tampoco soy la persona adecuada para juzgar a los acosadores, porque no conozco los detalles de la historia; solo sabemos lo que nos han contado y nada más.

No es juzgar ni criticar, ni buscar a los culpables de su muerte, porque está claro que los demás le hacían el vacío sin ninguna razón.
Yo quiero centrarme en todas aquellas personas que cuando escuchan su historia dicen cosas como:

"¡Ay, no, pobrecita! ¡La gente es cruel y ella no se merecía ese desprecio! ¡Quiero ser su amiga, ay, no, que está muerta! ¡Los que se metían con ella son unos hijos de p**a! bla, bla, bla"

¡¿De verdad creen que van a solucionar algo con eso?! ¡Solo son habladurías sin sentido porque han conocido la historia de una chica que vivía a millones de kilómetros, que no saben nada de su vida ni de cómo era y que aunque hayan visto el vídeo no conocen absolutamente nada de lo que pasó, porque no estaban allí!
Es una estupidez que millones de personas en el mundo anden diciendo "pobre Amanda Todd, era una buena persona", porque no la conocían y, lo más importante, ¡ya está muerta!
Lo que nos puede enseñar esta trágica historia es a abrir los ojos, porque puede estar ocurriendo algo parecido delate de nuestras narices sin que nos estemos dando cuenta.

¿Ves esa chica que se sienta sola, o esa que parece triste y que no habla con casi nadie? Puede que esa chica esté muerta por dentro, con angustia y depresión. 

El suicidio de una adolescente ecuatoriana de 16 años, Mónica J., fallecida el martes 13 de noviembre tras casi cinco días en la UCI, ha revuelto el ambiente de Ciudad Real.
“En el transporte, no le querían dejar un asiento y, cuando había alguno disponible, venía una chica y ponía su mochila para que mi hija fuera de pie”, ha asegurado el padre de Mónica, Juan Jaramillo, a la cadena SER. 
Un testimonio que apuntalan varios alumnos al bajar del autobús que los trae de Torralba. “Casi todos le decían que no se podía sentar con ellos y algunos incluso ponían la mochila en el asiento vacío. A veces, Mónica tenía que venirse en el coche de línea. Algunos se metían con ella porque no era muy sociable y porque era de otro país. Le decían mona, y no por guapa”, coinciden.
“No notamos que nadie se metiera con ella”, contraponen otros pasajeros.
“En muchas ocasiones mi hija quería entrar al baño, se ponían una o dos chicas en la puerta y no la dejaban pasar”
Pasaba los recreos sola, asegura un alumno: “Nadie quería juntarse con ella”. La familia ha definido a Mónica como una chica “débil y frágil”.

El jueves, en el patio, los alumnos guardaban un minuto de silencio por Mónica. La familia Jaramillo había abandonado al menos por unos días el pueblo donde se instaló hace cuatro años. Allí, el padre trabajaba sobre todo en el campo —ahora está en paro— y la madre cuidaba a dos personas mayores. Una pareja de inmigrantes humildes que criaba a sus cinco hijos. Ahora solo tienen cuatro.

La historia de esta chica me pone los pelos de punta, más incluso que la de Amanda Todd, porque Mónica no había hecho nada malo, solo la acosaban porque era tímida, de otro país y posiblemente por su aspecto. 

Pero Mónica no es la única que sufre en el mundo, y hay millones de chicas que se sienten de la misma manera.
Porque el acoso no tiene que ser agresión física, sino psicológica. Unas palabras pueden hacer más daño que una paliza.
_______________________________________

Solo quería dejar claro que Amanda Todd no es la única adolescente que se suicida por acoso, ni tampoco la única persona víctima de la agresión psicológica, que te va matando por dentro aunque sigas vivo.
Si de verdad te hubiera gustado hacer algo por Amanda Todd, o por Mónica, abre los ojos y observa a tu alrededor. Puede que haya alguien que todavía pueda salvarse.

3 comentarios:

  1. Creo que tienes mucha razón, es mejor hacer algo positivo por alguien que si necesita ayuda y yo andar por la vida solo criticando y lamentándose, hay que aprender de todas las cosas y experiencias no quedarse con ellas ^^.

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  2. Tienes razón, por ellas ya no podemos hacer nada, pero por otras sí.

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  3. Toda la razón! no son los chicos que molestan a otros los culpables, todos somos culpables por permitir que suceda

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