El asesino (relato)

Hello, everybody!! 
Últimamente he estado muy liada. Desde que empezamos el segundo tramo del curso no he hecho nada. Nada de nada. Así que ya era hora de ponerse las pilas, ¿no creéis?
Hoy estoy de paseo relajante por aquí mientras escribo y miro más cositas, pero me voy a poner a estudiar ahora jajajaja

Quería que opinaraís sobre un relato que he escrito para el taller. Se titula "El asesino" y está inspirado en una historia que se inventó una amiga. Decidme qué os parece y así corrijo los errores antes de presentarlo.

-  El asesino  -

Las campanas de la ermita acompasaban la marcha de los enterradores. Catherine, la hija de dieciséis años del alcalde, había sido hallada muerta en su habitación, con un pinchazo en el cuello. En el entierro todos mantenían la mirada fija en el suelo excepto Emma, la criada de la casa, que mantuvo la vista clavada en su marido. La noche anterior se retrasó en su llegada y entró sigilosamente, pero Emma no le había dado importancia hasta ese momento.

A la hora del almuerzo tenía un nudo en el estómago y no le apetecía comer.

– Pobre Catherine –dijo–. Una muerte tan repentina y a su edad…

Patrick continuó comiendo mientras asentía.

– ¿Sabías que, hace apenas unos días, Catherine me confesó que estaba encinta?

– No me digas, pero si era muy joven.

Emma notó cierto nerviosismo en su contestación, así que siguió hablando.

– No dejo de pensar que el asesino podría ser el padre del niño.

– ¡No seas bruta mujer! ¡Vete tú a saber! –dijo Patrick levantándose de la mesa–. No quiero volver a hablar sobre esto, me da mal augurio.

Pero Emma no estaba dispuesta a dejarlo pasar. Estaba segura de que su marido ocultaba algo. Iba al embarcadero todas las mañanas, pero volvía más temprano que antes. Ella le observaba intentado adivinar lo que pensaba en cada momento. Hasta que una noche se atrevió a sacar el tema otra vez.

– ¿Crees que el padre del niño asesinó a Catherine?

Patrick la miró con seriedad sin levantar la cabeza.

– ¿A qué viene eso ahora? Te dije que no volvieras a hablar de ello.

– Pero piénsalo bien. Un niño puede estropearle la vida a cualquiera que mantenga una relación secreta con una chica de su edad, tenía motivos para hacerlo.

Él se levantó de repente y Emma se asustó. Patrick tenía la mirada nerviosa y los dientes apretados. Entonces, el enfado de su marido la dio una idea que superaba su propia imaginación.

– Dime la verdad –dijo al cabo de unos segundos–: ¿Catherine y tú estuvisteis juntos?

– ¡Sí, lo admito! ¿Estás contenta? –contestó elevando aún más el tono de voz–. ¡Pero yo no quería nada, fue ella la que me sedujo! ¡Te lo juro!

Emma le miró horrorizada. Cuando él se dio cuenta de lo que estaba pensando su mujer también se horrorizó. Se acercó y la agarró de los hombros.

– Ni se te ocurra pensar que yo la maté, Emma. Ni siquiera sabía que estaba embarazada hasta que me lo dijiste tú.

Ella le apartó de su lado y se dirigió a la salida.

– ¿A dónde vas? –preguntó. Pero luego se dio cuenta de lo estúpida que fue su pregunta. Emma iba a contárselo a la policía, así que corrió para bloquearle la puerta.

– ¡No lo hagas, Emma! ¡Yo no lo hice, es la verdad!

– Lo siento, pero debo hacerlo. No puedo vivir contigo sabiendo que eres un asesino.

Pero viendo que no se apartaba de la puerta añadió:

– No puedes retenerme eternamente. Alguna vez tendrás que salir y yo me escaparé.             

Forcejearon y Patrick la dio una fuerte bofetada. No era la primera vez que lo hacía, pero esa fue distinta. Siguió golpeándola mientras repetía una y otra vez “¡No soy un asesino!”, y no paró hasta quedarse sin aliento.

Al día siguiente, un Patrick con los ojos hinchados e inyectados en sangre recibió al jefe de policía en su casa.

– Los vecinos dicen que escucharon una fuerte discusión anoche –dijo.

– Yo no soy el asesino de Catherine –se limitó a decir Patrick.

– Por supuesto que no fue usted. Catherine presentaba las mismas características que otras muertas en otros puertos de la comarca. Todos han sido víctimas de la picadura de un mosquito procedente de América, transportado accidentalmente por las embarcaciones mercantiles. Suerte que ya se descubrió el problema y se están tomando medidas.

– ¡¿Un mosquito?! –rió Patrick. Y no paró de reírse incluso cuando cayó al suelo.

El policía le observó con detenimiento. Después, entró en la habitación y lo comprendió todo. Cuando salió de la casa, otro policía le preguntó qué debían hacer.

– Ha matado a su mujer, pero no vamos a encarcelarle. Patrick Smith ha perdido la cabeza –sentenció el policía.

En la casa, Patrick continuaba riéndose mientras repetía “¡No soy un asesino!”.

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Me gustaría contaros cositas de mi vida, pero... solo puedo deciros que en biología me las paso hablando no paro porque el chico del que os hablé ahora le da por sentarse delante mía y me pone nerviosa asjaskjsksjks ¡por cierto! se ha cortado el pelo! Me paso las horas de clase como en otro mundo, me distrae muchísimo... las chicas me dicen que hable con él, pero no sé que decirle sin babearle entero jajajaja